El pasado 23 de febrero se cumplió uno de mis sueños más anhelados: me senté en una mesa en Norma Cómics Vigo donde habían pegado un cartel con mi cara y me dediqué a firmar libros. Mi libro. No como el del chiste, el de «Mañana a partir de las 18:30 estaré firmando libros en el Corte Inglés… hasta que me descubran y me los hagan pagar todos». No, esta vez era mi libro de verdad, con mi nombre en la portada, mi foto en la contraportada y doscientas páginas de locuras gabrielianas ahí dentro. Una historia confusa sobre un sabio que organizaba giras de teatro por el desierto, una revolución islámica avocada al fracaso, una invasión de casacas rojas, un explorador perdido en el mundo, un pirata sin alma, un brujo que compraba esclavos a muy alto precio y, sobre todo, una mujer demonio cuyo poder de manipulación era tan grande que hasta consiguió ponerle su nombre a la novela.
Cosas de las mujeres demonio, y de lo vulnerables que somos los mortales a ellas.
Hace años que conozco Norma Cómics Vigo. Desde que pisé por primera vez la ciudad olívica, allá por 2003, me vi atrapado por esas estanterías atiborradas hasta el techo de cómics, novelas, muñecos, huchas, figuras de acción, peluches, camisetas y un sinfín de rarezas más. Era sin duda el paraíso del friki, la ilusión secreta del lector. Cada mes las novedades llenan tus ojos entremezcladas con los clásicos inolvidables. Allí he comprado la JLA de Bryan Hitch y «Las crónicas del sin nombre», de Luis García y Víctor Mora. Gracias a Norma descubrí a Hugo Pratt, a Marini, a Blacksad. Mi mundo ha cambiado tantas veces que ahora soy consciente de que, sin esa librería, sólo habría vivido una vida, en vez de las millones de ellas que ya he disfrutado.
Y encima el jueves fui recibido como autor.
Parecía mentira, tenían una mesa con mi cartel, con mi cara mirándome fijamente. Había una montaña de libros y de posters para firmar, y una cola de sonrisas ilusionadas esperando por mí. No faltó ni un solo amigo, no quedó uno sin libro y sin abrazo.
Fue una tarde preciosa. Las horas se pasaron como minutos y las reservas de libros se agotaron. Por suerte nadie quedó descontento, pues ya hubo nuevos pedidos por parte de fans hambrientos que aguardan para sumergirse en la dura realidad de Nilidia. Valientes dispuestos a subirse a un barco negrero, a internarse por las callejuelas del zoco, a luchar contra monstruos de pesadilla y desplegar las velas de su galera de guerra. ¿Qué bando será el tuyo? ¿A quién servirás, incluso hasta la muerte?
Desde luego, el bando de Norma Cómics es el del cariño, el trabajo irrenunciable, la sonrisa perpetua y la sapiencia en todo lo que hacen. De no ser por esas mujeres maravillosas, la tarde del 23 no habría tenido ni la mitad de magia de la que vivimos.
Gracias. De todo corazón.