Las poco coherentes versiones sobre la vida de Allan Quatermain (y otros personajes igual de inmortales).

Allan_Quatermain

Portada de la novela «Allan Quatermain» (1887), obra de Charles H. M. Kerr

 

Allan Quatermain es uno de los personajes más versionados y perdurables de la literatura, desde su primera aparición, en 1885, en la novela «Las minas del rey Salomón». Su última aparición hasta ahora seguramente haya sido en el volumen final de «La Liga de los Caballeros Extraordinarios», cómic de Alan Moore y Kevin O´Neill, que finalizó en 2012. Así que eso hace una cuenta final de 127 años de apariciones casi ininterrumpidas en casi todos los medios de entretenimiento: revistas, novelas, películas, cómics y series de televisión. Muchos rostros lo han encarnado, muchos autores han puesto en él sus esfuerzos, y ahí sigue, siempre firme, con su sombrero y su fiel rifle «Matilda», todo heroísmo y valor.

Sólo unos pocos personajes han logrado una perdurabilidad semejante, entre los que podríamos nombrar a Sherlock Holmes, Conan, Tarzán, los superhéroes y poquitos más.

Y claro, cuando una misma historia pasa por muchas manos, es inevitable que se incurra en ciertas contradicciones, sobre todo cuanto más tiempo pase, más cambie el mundo y más autores se ocupen de narrar sus aventuras. Al principio de su carrera heroica, Iron Man se dedicaba a perseguir comunistas, luego también algunos chinos y finalmente terroristas islámicos. Cosas de los tiempos, la política y el hecho de que los Estados Unidos siempre tengan algún enemigo al que enfrentarse, que en ese momento es el mayor de los demonios y después se olvida para buscar al siguiente.

Sin embargo, Quatermain es curioso porque en su vida existen contradicciones incluso dentro del propio canon de las novelas originales, las historias que escribió su creador, sir Henry Rider Haggard, entre 1885 y 1927 (fecha de publicación de «Allan and the Ice-Gods», un relato sobre regresión hipnótica protagonizado por Quatermain y su recurrente compañero, el capitán John Good, a quien ya conocimos en «Las minas del rey Salomón»). El caso es que Haggard fue un verdadero desastre a la hora de narrar las aventuras del arquetípico explorador, y ni las fechas coinciden de unas novelas a otras, ni las edades ni los más valiosos detalles del pasado del personaje. Como muestra, a día de hoy aún existen dudas entre los estudiosos acerca de cuántas esposas e hijos tuvo Quatermain, cómo se llamaron, cuándo ocurrieron las bodas y los nacimientos, y quién era familia de quién. Tampoco su final ha quedado demasiado claro, lo cual aprovecharon otros autores para fabular con el destino del buen explorador.

Por ejemplo, Alan Moore, en la obra citada al principio, jugaba al despiste con la identidad del hijo mayor (Harry Quatermain, supuestamente muerto mientras estudiaba Medicina en Londres, pero nombrado más tarde en otros relatos) y lo implicaba en una aventura «no contada» en la que Allan y su amante Mina Harker (la de «Drácula») descubrían el reino del Preste Juan en el corazón de África, donde se encontraban ocultos el Santo Grial y la Fuente de la Eterna Juventud… y por tanto se deducía que Quatermain había fingido su propia muerte y encarnado a su hijo, para continuar recorriendo el planeta junto a Mina. Para descubrir muchos de los secretos que oculta en cada viñeta esta maravillosa serie de cómic, entrad en este enlace.

Por su parte, el escritor Philip José Farmer desarrolló una teoría de orígenes comunes de la mayoría de héroes y villanos del siglo XX, los cuales considera consecuencias de la caída de un meteorito radiactivo en Wold Newton, Inglaterra, en 1795. Así, esta «Wold Newton Family» incluye a personajes tan dispares como Tarzán, Sherlock Holmes, James Bond, Fu Manchú, Doc Savage, el Viajero del Tiempo, el profesor Challenger, Sam Spade, Phiplip Marlowe, Solomon Kane o la Pimpinela Escarlata. Y sí, también aparece en ese complejo árbol genealógico nuestro explorador favorito. Según Farmer, Quatermain habría tenido una hija con Ayesha (la de «Ella», novela también escrita por H. Rider Haggard), que a su vez se juntó con un descendiente de Sherlock Holmes y tuvieron un hijo: el profesor Henry Jones Sr. (interpretado en el cine por Sean Connery). Por tanto, según esta abigarrada teoría, Indiana Jones sería el bisnieto inconfeso de Allan Quatermain. De casta le viene al galgo. Puedes investigar más sobre la «Wold Newton Family» en este enlace.

Pero vayamos al tema que nos ocupa: ¿qué sabemos realmente de la vida de Quatermain? ¿Cuánto de lo que escribió su autor es definitivo? O, siendo menos benévolos, ¿existe una verdadera cronología, un canon a seguir?

Pues parece ser que no. Hace un año, cuando estaba preparando el material para mi novela «La reina demonio del río Isis», investigué en profundidad cuanto se sabía de Quatermain, y me topé con este artículo. Parece ser que los relatos sobre el explorador se fueron escribiendo sobre la marcha, a un ritmo endiablado, y sin una noción clara de hacia dónde debía ir el personaje. Por tanto no sorprende que nada haya quedado como definitivo, si su propio autor no lo sabía. Presionado por los editores para publicar más y más relatos sobre Quatermain (del mismo modo que le ocurrió a Conan Doyle con Holmes, hasta el punto que llegó a odiarlo y lo intentó matar), Haggard inventó toda clase de antecedentes, contraviniendo mucho de lo que ya había escrito.

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Ilustración de la novela «Maiwa´s revenge» (1888), obra de Thure de Thulstrup.

 

Vayamos ya con qué es lo que sabemos de él en realidad:

CRONOLOGÍA DE ALLAN QUATERMAIN

1817: Nace Allan Quatermain, probablemente en algún lugar del Reino Unido, hijo de un misionero cristiano. Su madre muere pronto, posiblemente en el mismo parto, por lo que padre e hijo se trasladan a vivir a África, a una colonia cristiana desde la que se pretende evangelizar al Continente Negro. Desde muy joven, por tanto, Allan descubre la pasión por recorrer África y conocer la belleza de sus pueblos y sus parajes. Esta característica le acompañará durante toda su vida, hasta el punto de rechazar cada vez que puede la asfixiante sociedad británica y marcharse a África. También desarrollará un enorme respeto por los pueblos negros y por las mujeres, a diferencia de sus contemporáneos británicos, pues durante sus viajes ha encontrado personas muy valiosas de toda condición.

1834 – 1836: Sexta guerra contra los xhosa, en Sudáfrica, entre el Imperio británico y los pueblos xhosa. En este conflicto destaca un excelente rastreador y cazador a largas distancias, de sólo diecisiete años, llamado Allan Quatermain. Su rifle, apodado «Matilda», se hace célebre entre las tropas británicas.

1835: El cazador Allan Quatermain se enamora de la joven bóer Marie Marais y la acompaña durante la Gran Marcha de los Bóers, hasta las tierras al nordeste del río Orange. Finalmente se establecerán en Durban, Natal, que además será la base de operaciones de Quatermain como cazador, guía y explorador.

1838: Los zulúes intensifican sus ataques contra los colonos blancos en el área de Sudáfrica. Piet Retief, el líder holandés, resulta asesinado en una escaramuza.

1840: Nace el único hijo de Allan Quatermain y Marie Marais, al que bautizan como Harry. En un ataque llevado a cabo por guerreros zulúes, Marie Marais es asesinada. El pequeño Harry se salva milagrosamente y es enviado por su padre a Londres con una cuidadora. Quatermain, en cambio, permanece en África, pues se ve incapaz de regresar a la insoportable presión de la sociedad británica.

1842: Allan Quatermain contrae matrimonio con su amada Stella, a la que conoce desde la niñez. Al igual que ocurrió con Marie, su primera esposa, Stella no tarda mucho en fallecer.

1851: Allan Quatermain oye hablar, por primera vez, de las Minas del Rey Salomón.

1861: Nace el segundo Harry Quatermain, presumiblemente hijo del primero, y nieto de Allan (aunque en ocasiones lo hará pasar por su propio hijo).

1871: Allan Quatermain recibe el mapa portugués hasta las Minas del Rey Salomón.

1881: Descubrimiento de las Minas del Rey Salomón.

1886: Allan Quatermain fallece a la edad de 69 años, debido a una herida sufrida durante una expedición al territorio de los masáis.

Allan Quatermain es uno de los personajes más fascinantes de la Historia. Él personifica mejor que nadie el espíritu del Imperio británico, la colonización sin freno y a la vez el ansia por la aventura, el viaje y el descubrimiento. A lo largo de su vida irá cambiando su manera de pensar, desde sentirse claramente como un colonizador hasta desarrollar un profundísimo respeto por los pueblos africanos, a los que valora por encima de muchos de sus contemporáneos (no en vano se sabe que Haggard basó a su héroe en las andanzas del cazador Frederick Selous, famoso por sus exploraciones del Continente Negro y que murió durante la Primera Guerra Mundial, siendo compañero del también laureado Robert Baden-Powel, fundador de los «boy scouts»).

Por eso quise desde el principio que Quatermain protagonizara «La reina demonio del río Isis». ¿Quién mejor para llevar a escena la angustia del hombre blanco colonizador ante los dioses ancestrales a los que no comprende? ¿Quién más podía ser el caballero civilizado que ve cómo sus principios se desmoronan, cómo sus miedos atávicos reflotan, a pesar de sus intentos conscientes por mantener la cordura?

Sin embargo, vi que no era fácil organizar las fechas de su vida, pues el propio H. Rider Haggard no había cuidado en exceso este asunto. Espero que este artículo sirva para el trabajo de otros, con el fin de que no se vuelvan tan, tan, tan locos como lo hice yo. Y para que aprovechen el personaje, que vale muchísimo la pena.

Los viejos héroes nunca mueren. Sólo esperan con calma a que llegue su próxima aventura.

Más viajes locos, más exploración y más literatura en este enlace.

Las Minas Del Rey Salomon 1950

2 comentarios en “Las poco coherentes versiones sobre la vida de Allan Quatermain (y otros personajes igual de inmortales).

  1. Enrique dosSantos-Molinari

    Felicitaciones por esa cronología de Allan Quatermain, protagonista de mis novelas predilectas de juventud; provocadoras de mis mejores aficiones en la vida, como conocer y explorar la naturaleza y al hombre primitivo; las antiguas civilizaciones, ignotas sociedades y credos, que condujeron al desarollo del intelecto, la cultura y la fe verdaderas, por encima de cualquier imperio material.
    Gracias amigo, Gabriel Romero de Ávila por tan valioso aporte

    Le gusta a 1 persona

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