Decía Hemingway que nunca le pidas a un autor que opine sobre otro: si es mejor que él, lo odiará profundamente; y si es peor que él, lo despreciará como si no fuera nada.
Sin embargo, yo puedo decir que he tenido la inmensa suerte de conocer a grandes autores que además son unas personas increíbles, y no dudan en dar consejos, ayudar, promover y colaborar con sus semejantes. Ejemplos como Carlos Puerta, Guillermo Moldes, Eva del Pozo, Antonio Sánchez Vázquez o la que hoy me ocupa: Patricia Saavedra.
Patricia es una ilustradora portentosa que, bajo su delicado aspecto —siempre risueña y siempre positiva— esconde un virtuosismo poco común. Sus dibujos, que parecen en principio enfocados al mercado infantil, transmiten una profundidad emocional poco corriente, transformando cada una de sus obras en un deleite para cualquier lector, tenga la edad que tenga.
Y encima se arriesga con proyectos nada sencillos, como este «¡Déjame en paz! Yo soy de colores. ¿Y tú?», un título enfocado a niños que de paso es todo un llamamiento contra el acoso escolar.
Bajo el paraguas de La Locomotora Editorial —que promueve proyectos solidarios y de educación para la ciudadanía, justo ahora que ese tema ya no está de moda—, la escritora Olga Ibarra y la ilustradora Patricia Saavedra crean una obra única en favor del reconocimiento de las diferencias entre las personas, como fuente del aprendizaje mutuo, y de la igualdad de derechos entre todos.
Ha sido un verdadero placer leerlo, y un honor ser mecenas de esta creación tan particular, y tan importante para intentar cambiar la sociedad en que vivimos.
Espero que haya muchos cuentos más como éste.