
Las novelas históricas y los dramas de época han creado la imagen de que las principales urbes europeas de la Edad Media eran un nido de ratas transmisoras de enfermedades, asesinos embozados en callejones oscuros y niños que nacían bajo un puesto de pescado. ¿Pero esto fue realmente así o solo es un mito?
Para comprobarlo de manera científica, la Universidad de Cambridge ofrece el mapa de crímenes del Londres medieval (al que puedes acceder hacieno clic en este enlace), en el que el visitante podrá investigar con un solo clic hasta 142 eventos trágicos de la época. Un pescadero que le abrió la cabeza a un clérigo con una pala, una joven asesinada para robarle las ropas o unos criados que azotaron a otro hasta la muerte por acostarse con una prostituta que consideraban de su propiedad. Una colección de macabros sucesos de los que dejaron constancia las fuerzas del orden, en su empeño por detener a los culpables.
Pero sin duda lo mejor de esta página son los filtros, que permiten seleccionar crímenes por el género de la víctima, la escena del crimen, el año en que se cometieron, el arma empleada o el barrio en el que sucedieron los hechos. Gracias a eso podemos averiguar que las víctimas masculinas eran muchísimo más frecuentes que las femeninas o que los lugares públicos eran los preferidos para estos asuntos.

Añadidos a este mapa existen artículos que explican hechos muy importantes acerca del Londres medieval, como que la tasa anual de muertes violentas era unas 20 veces mayor entonces de lo que sería hoy en día en una ciudad del mismo tamaño, pero bastante menor que en las principales urbes del presente. Por otro lado, entonces no había facilidad para acceder a armas de fuego, de modo que la mayoría de asesinatos se debían a armas blancas de uso común entre la población: espadas, dagas, hachas, mazas y también utensilios agrícolas o de trabajo en fábricas. En general la causa de la muerte era una trifulca menor que se les había ido de las manos, casi siempre en referencia al honor. Eso sí, la mayoría de heridas ocurrían en la cabeza y cuello y las víctimas con frecuencia morían en el acto, por lo que queda claro que la intención del agresor era cerrar la trifulca para siempre. A esto debemos sumarle el hecho de que en aquel entonces no había hospitales con servicios de urgencias que pudieran tratar esas heridas ni ambulancias que evacuasen a nadie, de modo que la tasa de mortalidad diferida de estos ataques resulta altísima desde nuestra mentalidad actual.
De la misma manera, en el campo se producían más asesinatos en verano, mientras que en la ciudad aumentaba la frecuencia durante los fines de semana (días de ocio y encuentro en los bares) y en segundo lugar los lunes (la dura vuelta al trabajo). En cuanto al lugar, las tabernas y los edificios religiosos ocupan, con mucho, las primeras posiciones, ambos con la misma frecuencia.
Por tanto, ¿de verdad el Londres medieval era tan violento o solo debemos verlo como una versión a pequeña escala, y en realidad más pacífica, de nuestro presente?
Lo que me ha quedado claro después de ver esta página es que, si alguna vez viajo a la Edad Media, no pienso nombrarle el honor a ningún londinense varón que vaya en esos momentos por una taberna o una capilla, sobre todo si es fin de semana y con mucho más motivo si lleva encima una de esas mazas con pinchos, un hacha más grande que mi cabeza o una espada de las que necesitas las dos manos para levantarlas.
Yo lo dejo ahí como consejo.
Más escaramuzas en tabernas o capillas, más asesinatos medievales (o no) y más historias para recordar en este enlace.
