Este mes leemos a… David Aja

Este mes ha empezado un club de lectura de cómics en Astora Cómics, en Santiago de Compostela, y claro, no he podido evitar meterme. Es una idea estupenda la de sentarse a hablar y compartir lecturas, más aún si se trata de tebeos. ¿Y qué tebeo ha sido el primer elegido? Nada menos que Ojo de Halcón, la etapa completa de Matt Fraction y David Aja ⸺que Panini ha publicado en España en dos ocasiones, y que podrás encontrar aquí y aquí, la última de ellas en un tomo integral⸺. Considerado como uno de los mejores cómics de la época, supuso la consagración de Aja, un ilustrador español que hoy en día se ha ganado un nombre entre los autores más importantes de la industria americana.

David Aja nació en Valladolid el 16 de abril de 1977. De niño leía cómics de Don Miki y Mortadelo y, más tarde, a Will Eisner, Frank Miller, Bill Sienkiewicz, Alex Toth, Ann Nocenti, David Mazzucchelli, Denys Cowan o Barry Windsor–Smith.

Se licenció en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca y, a comienzos del siglo XXI, se mudó a Barcelona y empezó a trabajar en diarios, libros ilustrados y publicidad. Nada que ver con los superhéroes, de hecho ni siquiera leía cómics de este género en aquel tiempo, y se decantaba más bien por las obras de David Lapham o Peter Bagge.

Pero en 2004, conoció a dos importantes figuras de Marvel Comics durante el Salón del Cómic de Barcelona: Mike Marts y Warren Simons. Estos le dieron su primera oportunidad en los Estados Unidos y las cosas cambiaron para siempre.

Por aquel entonces, Marvel Comics triunfaba con el Spiderman de J. Michael Straczynski y John Romita Jr o el Lobezno de Greg Rucka, pero siempre tenía un ojo atento para descubrir nuevas figuras, a las que encargaba historias cortas o números independientes de sus series. Así, Aja dibujó un cómic para X–Men Unlimited y otro para Daredevil con guion de Ed Brubaker, y la respuesta de Warren Simons fue entusiasta.

Poco después le surgió la propuesta que habría de convertirse en su salto al estrellato: El inmortal Puño de Hierro, de nuevo con Brubaker. Era 2006, nueve años antes de que se estrenara la serie de televisión de Netflix sobre el personaje. Por esa época, Puño de Hierro era un secundario casi olvidado en el archivo de Marvel, demasiado anclado en la estética de los años 70 en los que fue creado y al que ni siquiera el genio de John Byrne había devuelto a la popularidad en su serie Namor. Pero Matt Fraction y Ed Brubaker aceptaron el reto y se unieron a Aja para crear una colección nueva, una historia distinta y unos orígenes más elaborados. Danny Rand seguía siendo el protector de K´un Lun, el legendario reino místico oculto en el Himalaya, pero no había sido el primero de la historia en ocupar ese cargo. Junto a los dibujantes Russ Heath, Travel Foreman y Derek Fridolds, Brubaker y Fraction desarrollaron un guion moderno que enlazaba con las anteriores encarnaciones del Puño de Hierro, para hacernos ver de dónde venían sus poderes y qué era lo que había heredado Danny Rand.

Pero, sin duda, el principal atractivo de esta serie, que se prolongó durante 27 números, fue el arte de David Aja. Fuerte, ágil, con reminiscencias del legado de Alex Toth y David Mazzucchelli, las páginas de Aja se convirtieron en la guía de cómo realizar un cómic de artes marciales. Tanto en las escenas de acción como en las más pausadas, el autor supo controlar y exponer el tiempo narrativo para que el lector solo pudiera dejarse llevar. La velocidad de las viñetas sube y baja según le apetece y según le pide la historia, en un flujo que en ningún momento se ve forzado y que se percibe de una manera natural. Su dibujo alcanza aquí su principal muestra de personalidad y a la vez sabe adaptarse a lo que pide el guion y al estilo de trabajo del resto de dibujantes. Una obra a tantas manos suele mostrarse desequilibrada en algún momento, pero El inmortal Puño de Hierro aparece como una historia unitaria, compleja y uniforme en todo momento.

Aja obtuvo en 2008 el Premio Eagle al Mejor Artista Revelación por este trabajo y la crítica se rindió a su labor revolucionaria y a su afán de experimentación en el mundo del cómic.

Desde ahí, tras algunos encargos ocasionales en otras series, David Aja pasaría a realizar el mejor trabajo de su carrera hasta ese momento: Ojo de Halcón, de nuevo con Fraction.

Pero de esta serie hablaremos más adelante, cuando hayas tenido tiempo de leerla. En dos semanas se celebrará la segunda reunión del Club de Lectura de Astora Cómics y, en otras dos, daremos por zanjada la serie completa. ¿Te animas a leerla conmigo?

Si quieres seguir a David Aja, puedes hacerlo aquí y aquí. Su última obra es Semillas, junto a Ann Nocenti, que puedes consultar en este enlace.

Más arqueros rebeldes, cómics de artes marciales y otras locuras varias en este enlace de aquí.