Hoy se celebra la séptima edición del Día de las Librerías, un evento nacional que busca sensibilizar acerca de la importancia de estos lugares y festejar su existencia. Y un año más me sorprende que esto sea una noticia (puedes ver mi artículo del año pasado en este enlace).
Yo me hice persona en una librería. Mi infancia la pasé en un rincón fabuloso de una callejuela de Madrid, Librerías Sánchez, se llamaba. Allí tenían comics retapados de los clásicos de Ediciones Zinco, que mi padre me compraba cuando no era más que un mocoso. Mi primer cómic fue de Superman, una historieta de Cary Bates y Curt Swan donde el Hombre de Acero se enfrentaba a su viejo villano Quimik, una central nuclear andante que regresaba a la Tierra montado en un meteorito. Sí, así de loco era todo en aquellos tiempos, un derroche de imaginación que se metió en mi cabeza para siempre. Gracias a eso pasé a las ediciones ilustradas de obras de Jules Verne y Emilio Salgari, y de ahí a Robert Louis Stevenson, Robert E. Howard y otros genios similares. Así me hice adulto, así aprendí valores y enseñanzas básicas. Así descubrí el mundo que me rodeaba.
Hoy las librerías también son mis lugares favoritos: Trotalibros, Librouro, Norma, Sousa, Rayuela y Hobbit en Vigo; Cinania y Paz en Pontevedra; el Pozo de los Tres Deseos en Cangas… Los sueños, la aventura y la ilusión habitan en sus estantes, y su magia se desborda por la puerta, buscándote. Burroughs, Baricco, Pérez-Reverte, Madrid, Gaiman y Moore han creado un universo variado que devorará las horas de tus días, te engrandecerá y te hará un mejor humano.
Te hará creer que un mundo mejor es posible.
¿Hay algo más maravilloso que eso?
Más librerías, más viajes y más aventura en este enlace de aquí.